Ya que hoy se celebra la noche de difuntos, no se me ocurre mejor momento que hoy para repasar el arte del cementerio de Terrassa. Y es que todos los camposantos de grandes ciudades cuentan con una auténtica colección de arte escultórico auspiciada por los familiares de los finados. El culto a la muerte tan arraigado en nuestra cultura ha hecho que muchas familias acomodadas rindan homenaje a sus muertos mediante tumbas y mausoleos profusamente adornados. Para ello, a lo largo de la historia han recurrido a los servicios de artistas de prestigio, logrando así sin proponérselo que muchos cementerios de todo el mundo se conviertan en una apasionante exposición permanente de escultura (otra historia es la presencia de difuntos ilustres, que genera no menos interés entre turistas y visitantes).
El cementerio de Terrassa, considerado el segundo mejor de España por la revista Adiós Cultural, no es una excepción a lo anteriormente expuesto. Última morada de la burguesía industrial de la que indirectamente tanto hablamos en este blog, el camposanto es también reflejo de su opulencia y muchas de sus tumbas fueron decoradas por artistas de cierto renombre, como es el caso de Melcior Vinyals, Enric Monjo, Santiago Padrós, Josep Viladomat, Ferran Bach-Esteve y otros tantos.
Al arquitecto Melcior Vinyals se debe el diseño del actual camposanto, que se construyó entre los años 1928 y 1932 para suplir al Cementerio Viejo de Vallparadís (1834-1967). Pero su legado lo completan obras de otros artistas; entre ellas, el monumento conmemorativo a las víctimas de las riadas de 1962, una escultura de la virgen María tallada en alabastro por el escultor Ferran Bach-Esteve, a quien también se debe El Reposo, monumento a la memoria de los combatientes republicanos muertos durante la Guerra Civil. Igualmente forman parte de la "colección" de obras de arte el panteón municipal Terrassa Agraïda, de Elisa Bassiner (destinado a la inhumación de personajes Ilustres de la ciudad de Terrassa) o el Monolito Conmemorativo Centenario de la Previsió Terrassenca.
Santiago Padrós, cuyo prestigio como escultor trascendió fuera de Catalunya, es el autor de los mosaicos que adornan la capilla del cementerio. Josep Viladomat cuenta también con obras en el camposanto egarense, entre ellas la que representa el descenso de la cruz de Cristo. Idéntica estampa transcribió en piedra Miquel Muñoz en otra sepultura. Lo mismo ocurre con la escultura de Enric Monjo de un Cristo yacente en brazos de la Virgen María, que decora otra de las tumbas.
Las dos estatuas de dos caballeros medievales de Ramon Castells que decoraban el desaparecido monumento a los caídos promovido por la dictadura de Franco se han reubicado también en el Ayuntamiento y transformado en recuerdo a todas las víctimas de la guerra. Por no hablar de los numerosos relieves de otros tantos artistas que ya fueron objeto del post que escribí el pasado año, aprovechando la exposición que el cementerio terrassense había organizado. (José Luis Montoya / ARQUITERRASSA)
El cementerio de Terrassa, considerado el segundo mejor de España por la revista Adiós Cultural, no es una excepción a lo anteriormente expuesto. Última morada de la burguesía industrial de la que indirectamente tanto hablamos en este blog, el camposanto es también reflejo de su opulencia y muchas de sus tumbas fueron decoradas por artistas de cierto renombre, como es el caso de Melcior Vinyals, Enric Monjo, Santiago Padrós, Josep Viladomat, Ferran Bach-Esteve y otros tantos.
Al arquitecto Melcior Vinyals se debe el diseño del actual camposanto, que se construyó entre los años 1928 y 1932 para suplir al Cementerio Viejo de Vallparadís (1834-1967). Pero su legado lo completan obras de otros artistas; entre ellas, el monumento conmemorativo a las víctimas de las riadas de 1962, una escultura de la virgen María tallada en alabastro por el escultor Ferran Bach-Esteve, a quien también se debe El Reposo, monumento a la memoria de los combatientes republicanos muertos durante la Guerra Civil. Igualmente forman parte de la "colección" de obras de arte el panteón municipal Terrassa Agraïda, de Elisa Bassiner (destinado a la inhumación de personajes Ilustres de la ciudad de Terrassa) o el Monolito Conmemorativo Centenario de la Previsió Terrassenca.
Santiago Padrós, cuyo prestigio como escultor trascendió fuera de Catalunya, es el autor de los mosaicos que adornan la capilla del cementerio. Josep Viladomat cuenta también con obras en el camposanto egarense, entre ellas la que representa el descenso de la cruz de Cristo. Idéntica estampa transcribió en piedra Miquel Muñoz en otra sepultura. Lo mismo ocurre con la escultura de Enric Monjo de un Cristo yacente en brazos de la Virgen María, que decora otra de las tumbas.
Las dos estatuas de dos caballeros medievales de Ramon Castells que decoraban el desaparecido monumento a los caídos promovido por la dictadura de Franco se han reubicado también en el Ayuntamiento y transformado en recuerdo a todas las víctimas de la guerra. Por no hablar de los numerosos relieves de otros tantos artistas que ya fueron objeto del post que escribí el pasado año, aprovechando la exposición que el cementerio terrassense había organizado. (José Luis Montoya / ARQUITERRASSA)